9 de abril de 2011

Los Splits



Consiste en la multiplicación del número de acciones por un factor determinado, reduciendo su valor nominal con el objeto de hacer más accesible su adquisición a potenciales compradores.

El término “Split” significa dividir. Por tanto, el "stock Split" es el desdoblamiento de la acción, de manera que el precio se reduce considerablemente. Por ejemplo, una acción que se cotiza a 60 euros podría desdoblarse en dos acciones de 30 euros, cuatro de 15 euros ó cinco de 12 euros.

Estos Split, al ser desdoblados, adquieren una mayor liquidez puesto que al convertirse en un número mayor de acciones, se producirá un aumento en la compra venta de acciones en el mercado.

Como consecuencia lógica, el Split, cuando tiene un menor precio, aumenta el número de personas interesadas en adquirirlo, por el hecho de que con el mismo dinero podemos comprar más acciones. Es un efecto psicológico, ya que en realidad el inversor seguirá teniendo el mismo dinero, lo único que varía es que el número de acciones se triplica.

A finales de los 90, cuando el Ibex-35 registró una subida espectacular, surgió la moda de los Splits, para muchos un sistema que guarda relación muy estrecha con los tiempos de bonanza económica. Esta moda se inició en Estados unidos, y allí los primero en realizar la división de las acciones fueron los bancos. Hoy en día, casi todas las entidades financieras han realizado desdoblamientos de acciones.

Para los analistas, un Split no tiene consecuencias económico-financieras. No altera la cifra de recursos generados, no afecta a los beneficios del emisor, ni implica ningún efecto sobre el grado de endeudamiento, tampoco afecta a los derechos de los acreedores u obligacionistas que pudiera haber.

Las empresas suelen argumentar su decisión de realizar un Split sobre sus acciones en base a la consecución de los siguientes objetivos:

1. Hacer los precios de sus acciones más atractivos: al alcanzar máximos históricos, el título se encarece y se hace casi inaccesible para el pequeño inversor. Al reducir su valor nominal mediante un Split, se reduce claramente su cotización y el título pasa a ser más asequible, permitiendo al pequeño inversor conseguir una cartera más diversificada. Los inversores tienen la impresión de que les cuesta menos acceder a los valores cotizados y de que su futura revalorización va a ser mayor, superando la barrera psicológica de los máximos históricos. Así se alcanzan cotizaciones de mayor aceptación para los inversores.

2. Ampliar el número de pequeños accionistas: desde el punto de vista del empresario, pueden existir distintas razones para ampliar la base de sus pequeños inversores:

a) El prestigio y la confianza que otorga una compañía respaldada por miles de inversores.

b) La estabilidad que da el gran volumen de pequeños accionistas que conservan sus títulos como inversión a largo plazo.

c) El efecto “amortiguador” que ofrece una gran base de accionistas estables de la compañía ante los movimientos especulativos del mercado provocados por la salida de un accionista con una participación importante en el capital de la entidad.

d) La variación en la composición de su accionariado en el sentido de reducir relativamente la presencia de inversores institucionales y aumentar la proporción de pequeños accionistas.

3. Ampliación del margen de revalorización de la acción: mediante la realización de un Split se puede permitir que la cotización del título se aleje de sus máximos históricos de forma que el valor tenga mayor margen para revalorizarse y mejore su cotización y rentabilidad en el futuro.

4. Ampliar volúmenes de contratación y mejorar liquidez del título: el elevado coste unitario de un título puede suponer un freno para su compra o venta, sobre todo por parte de los pequeños inversores.

5. Enviar al mercado una señal sobre expectativas favorables: según la teoría de la señalización, los directivos, que disponen de mayor información que los inversores sobre la evolución futura de su empresa, se sirven de los Splits para comunicar sus expectativas favorables de crecimiento y nuevos proyectos de la empresa, dando una imagen fuerte de la misma. [McGough]

6. Para el caso español, a partir de enero de 1999, la adaptación a la nueva unidad de cuenta europea: el Euro. Aunque los títulos que se negocian en las Bolsas españolas cotizan en euros desde el 4 de enero de 1999, las Juntas de Accionistas tienen de plazo hasta el 1 de enero del año 2002 para convertir el nominal de sus acciones a euros, por lo que hasta esa fecha límite es previsible que se continúe realizando un gran número de Splits para adecuar los valores nominales de los títulos a la nueva unidad de cuenta.

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